“No andamos paseando”: Las razones detrás de la odisea de migrantes que cruzan continentes para ingresar a EEUU

“No andamos paseando”: La razones detrás de la odisea de migrantes que cruzan continentes para ingresar a EEUU

“No andamos paseando”: La razones detrás de la odisea de migrantes que cruzan continentes para ingresar a EEUU (AP Photo/Ramon Espinosa) Source: AP / Ramon Espinosa/AP

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¿Por qué miles de migrantes arriesgan sus vidas para llegar a Estados Unidos de América Latina? En entrevista exclusiva con SBS Spanish, una madre mexicana con dos hijos pequeños y un agricultor nicaragüense revelan los factores estructurales y personales que motivan a miles de personas a buscar una nueva vida en los Estados Unidos.


Puntos destacados:
  • Un agricultor nicaragüense aseguró a SBS Spanish que agentes del gobierno de ese país quemaron su casa y la de sus vecinos, por no portar el “carnet de militante”, forzándolo a huir hacia el norte.
  • Migrantes indocumentados de Centroamérica dijeron a SBS Spanish que muchas familias se desplazan hacia el norte tras ser forzadas a buscar formas de ingreso diferentes a la agricultura.
  • Desde 2014, unos 6.430 migrantes fallecieron o desaparecieron en el trayecto hacia Estados Unidos, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y 850 perecieron en siniestros o por viajar en condiciones infrahumanas.
En operativos realizados el jueves 22 de septiembre más de 3.200 migrantes indocumentados provenientes de 50 países fueron ubicados en 20 distritos de México. La noticia retrató el nivel de gravedad de una situación que se ha vuelto casi inmanejable para los gobiernos de las naciones que reciben el flujo migratorio de países en crisis económica, social o de guerra.

El Instituto Nacional de Migración de México (INM) señaló en un comunicado que entre las personas detenidas sin la documentación requerida se contaron 377 menores de edad y 777 mujeres. El grupo más numeroso proviene de Venezuela (1.259), seguido de Guatemala (616), Nicaragua (364), Colombia (228), Honduras (192) y Perú (129), entre otros países latinoamericanos. También hay ciudadanos de otras regiones, sobre todo de Europa del Este y África.
Nogales
“No andamos paseando”
Cada año, miles de migrantes de diversos países buscan llegar a Estados Unidos huyendo de la pobreza y la violencia. En su camino por México suelen ser víctimas de extorsión por parte de autoridades mexicanas, pero también de bandas criminales, como nos cuenta Pablo, (nombre ficticio para proteger su identidad), un agricultor nicaragüense que aseguró a SBS Spanish que agentes del gobierno de ese país quemaron su casa y la de sus vecinos, por no portar el “carnet de militante”, un documento que otorga beneficios a quienes lo poseen y a su vez los marca como “simpatizantes” del gobierno del presidente Daniel Ortega.

“Entonces, como uno no está dentro del sistema de ellos… no lo toman en cuenta para nada”, explica Pablo, quien asegura que tanto sus familiares como varios vecinos vieron arder sus casas y fueron forzados a desplazarse para buscar formas de ingreso diferentes a la agricultura.

Pablo decidió entonces abandonar Nicaragua y “subir al norte”, como muchos otros migrantes latinoamericanos, sin saber que su pesadilla apenas comenzaba.

“Me vine en carros, camionetas, buses…” relata el nicaragüense, quien asegura haber invertido más de US $7000 en toda su travesía.

“(Gasté) todos mis ahorros”, asegura, dinero que le permitió finalmente ingresar de manera ilegal a los Estados Unidos.

No obstante, el migrante pronto cayó en manos de las autoridades fronterizas y fue deportado a Monterrey, en el estado de Nuevo León, en México, donde permaneció pocos días en un albergue.
Nos sacaban a las 4 de la mañana y teníamos que ir a buscar comida. Además, las condiciones de los baños eran completamente un asco.
Pablo- migrante indocumentado
En su camino hacia la frontera, Pablo conoció otros seis compatriotas con los que compartió la travesía, durmiendo en parques y sufriendo los insultos dirigidos a ellos por ser inmigrantes.

“Hay veces que te sientas a la orilla de un negocio y te corren. Lo mismo si te sientas cerca de las casas”

Pablo relata a SBS Spanish que los parques en Monterrey “están repletos de gente migrante” provenientes de diversos países, lo que hizo insostenible su permanencia allí, ya que fue difícil conseguir trabajo y pagar alojamiento. “Además, me robaron todos los papeles”, agrega.

El grupo de amigos viajó a San Luis Río Colorado, donde cada uno recibió nueva documentación bajo el Protocolo de Protección a Migrantes (Migrant Protection Protocols MPP) y finalmente llegaron a Nogales, una ciudad en la frontera noroeste del estado mexicano de Sonora y en donde confluyen muchos migrantes, deportados de los Estados Unidos, o provenientes del interior de México.
Hay veces que te sientas a la orilla de un negocio y te corren. Lo mismo si te sientas cerca de las casas.
Pablo- migrante indocumentado
Pablo se encuentra a la espera de una audiencia con un juez en la frontera estadounidense para estudiar su caso. Mientras tanto, deambula por Nogales día y noche, enfrentándose a pandillas locales que le exigen dinero para permanecer en el lugar.

En Nogales recibe alimentación, consejería y cuidados médicos básicos, por parte de la Iniciativa Kino para la Frontera (IKF), un programa de atención humanitaria para refugiados que se nutre de donaciones y el trabajo de voluntarios, provenientes incluso desde el otro lado de la frontera.

Muchos de los migrantes rescatados en el desierto son devueltos a sus países, mientras que otros inician solicitudes de asilo y en algunos casos pueden conseguir salvoconductos con un plazo para salir de México.

Pero este país tiene su propia cuota migratoria. La presencia y dominio de diferentes carteles de tráfico de drogas y bandas criminales en varios estados mexicanos ha creado un desplazamiento interno que se funde con la marea de migrantes provenientes del sur del continente.
Migrantes indocumentados
Migrantes indocumentados Source: AP / Gregory Bull/AP

María (también un nombre ficticio para proteger la identidad de la entrevistada) abandonó el estado de Guerrero hace un año, huyendo de amenazas contra su vida. Se trajo a sus dos hijos de 8 y 11 años y permanece en Nogales a la espera también de una audiencia en territorio estadounidense, donde expondrá su caso.

Mientras tanto, vive de su talento como bordadora. Así se sobrepone a la ansiedad y desesperanza. Recibe alimento y atención medica de la IKF, donde además le ayudan a vender sus bordados. Sus hijos han perdido ya un año de educación escolar formal.

María se quiebra al hablar de su estado de ánimo. Lo ha perdido todo, está sola y se siente extranjera en su propio país.

“Nos ven como migrantes. Dicen que ya no quieren tanta gente acá, que uno viene nada más a hacer problemas”
No es justo... no andamos paseando.
María - migrante indocumentada
Con estoicismo, esta madre mexicana se levanta en las mañanas para pelearle un nuevo día a la vida: “yo tengo dos niños y tengo que ver cómo estar con ellos y a la vez salir a buscar y ver la forma de mantenerlos”.

María no ha contemplado la posibilidad de que le nieguen la visa de ingreso a los Estados Unidos. “No he pensado en eso”, contesta. “Primero Dios, nos van a decir que sí”.

Y así, como María y Pablo, miles de migrantes le apuestan cada día a esa lotería que pocos ganan: Una visa de ingreso al país del norte.

México ha reforzado sus operativos militares para combatir el flujo migratorio irregular. Esto ha llevado a los indocumentados a recurrir a medios cada vez más peligrosos para atravesar ese país y llegar hasta la frontera con los Estados Unidos.

Desde 2014, unos 6.430 migrantes fallecieron o desaparecieron en el trayecto hacia Estados Unidos, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y 850 perecieron en siniestros o por viajar en condiciones infrahumanas.

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