La protesta indígena se propaga en un Quito militarizado y exhausto

Indigenous protesters wave an Ecuadorian flag as they walk to Quito to protest in the capital against the economic policies of President Guillermo Lasso's government in Quito, Ecuador, Sunday, June 19, 2022. (AP Photo/Dolores Ochoa)

Indigenous protesters wave an Ecuadorian flag as they walk to Quito to protest in the capital. Source: AP Photo/Dolores Ochoa

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Presionado por una protesta que ya completa 11 días, el gobierno de Ecuador parece haber abierto la vía al diálogo con los indígenas que se concentran por miles en Quito para pedir alivios frente al costo de vida.


El presidente Guillermo Lasso, aislado por covid, cedió a una de las peticiones de los manifestantes y ordenó a los militares replegarse de la Casa de la Cultura, un lugar simbólico para los pueblos originarios ubicado en el centro de la capital ecuatoriana.

Hace 11 días que los indígenas dejaron sus comunidades rurales, pero solo hasta el lunes llegaron a Quito con una queja común: el elevado costo de vida. Quieren que el gobierno decrete una rebaja de precios de combustibles, entre otras medidas que alivien la disparada de la canasta familiar.

Al frente de las protestas, en las que han muerto tres manifestantes y se cuentan decenas de heridos entre uniformados y aborígenes, está la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).

El líder de la organización, Leonidas Iza, reafirma su disposición a un diálogo condicionado, no sin antes cuestionar a Lasso.

Además del tema de los combustibles, la Conaie pide un año de moratoria en los créditos con la banca y una política de control de precios frente a la especulación y el deprimido mercado de alimentos.

Otras reivindicaciones como la de mayor presupuesto para salud y educación se suman al abanico de reclamos.

Pero la movilización también impacta a los comerciantes y empleados de Quito, que intentan recuperarse tras la severa crisis por la pandemia.

Sin nos vamos un poco para atrás, en 2019 los indígenas avanzaron sobre Quito para que el gobierno de la época desistiera de un acuerdo con el FMI que, en la práctica, eliminaba millonarios subsidios a los combustibles.

Al cabo de casi dos semanas consiguieron su objetivo, pero dejaron una estela de resentimiento entre las clases media y alta.

Entonces murieron 11 manifestantes y hubo un millar de heridos en todo el país.

Tres años después algunas escenas se repiten. Avenidas cortadas, accesos militarizados, comercios cerrados y una ciudad dividida en bandos.

Entrevistados: Santiago Basabe, investigador y profesor de Ciencia Política en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Ecuador); Franklin Ramírez, sociólogo ecuatoriano, profesor de "Teoría de los Movimientos Sociales" y "Participación Popular y Democracia en América Latina" en el Departamento de Estudios Políticos de FLACSO-Ecuador.

Escucha las entrevistas haciendo clic en la imagen de portada.


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