Familia con visa temporal lucha por sobrevivir en medio de la crisis de vivienda en Australia

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Camilo Sandoval, su esposa Amelia Vergara y su pequeño hijo Natán llegaron a Melbourne en julio de 2023 con visa de estudiante desde Chile. (Image/Sandoval-Vergara)

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Camilo Sandoval, su esposa Amelia Vergara y pequeño hijo Natán llegaron a Melbourne en julio de 2023 con visa de estudiante desde Chile, llenos de entusiasmo por estudiar en Australia, trabajar y explorar una nueva cultura. Pero la inestabilidad de vivienda los ha afectado profundamente, y desde que llegaron han tenido que vivir de casa en casa buscando un lugar para alquilar que permitan niños. Escucha la historia.


Puntos destacados:
  • Camilo Sandoval, Amelia Vergara y el pequeño Natán llegaron a Australia de Chile con visa de estudiante en julio 2023 y debido a la crisis de alquiler han estado viviendo de casa en casa.
  • Un reciente estudio realizado por la organización benéfica Anglicare Australia indica que el efecto de la crisis de vivienda es mucho más profundo de lo previsto.
  • La pareja dice que encontrar una propiedad de alquiler económica para una familia con niños es más difícil de lo que esperaban.
Llegaron a Melbourne en julio con visa de estudiante, dejando atrás Chile por un año, con el entusiasmo de estudiar en Australia, ganas de trabajar y el sueño de explorar una nueva cultura y país. Lo más lindo que encontraron fue la generosidad y calidez de otros inmigrantes, brindada en los momentos más oscuros de este viaje a la isla continente.

“La parte buena ha sido el apoyo de mucha gente… personas que hemos conocido acá… inmigrantes en la misma situación, que se han dado el tiempo de preguntarnos cómo estamos, de ayudarnos a buscar lugares para vivir, de transportarnos, incluso de darnos comida, de darnos dinero para comida. Ha sido realmente especial”, dice Amelia Vergara en entrevista con SBS Audio.
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Amelia, Natán (centro) y Camilo
La aventura en Australia de Amelia Vergara, Camilo Sandoval y su hijo pequeño Natán apenas comienza, pero la prolongada inestabilidad de vivienda que han experimentado hasta el momento, ha afectado profundamente su bienestar personal.

“Nos comentaron antes de viajar de Chile a Australia que había una crisis habitacional, pero tuvimos la bendición de llegar a Australia y encontrar una habitación [para alquilar] con casa compartida”, explica Camilo a SBS Audio.
...tuvimos que movernos por los ruidos del niño, o sea, nos pidieron que por favor saliéramos [de la casa] porque [los ruidos] incomodaban el descanso del resto de las personas.
Camilo Sandoval
“Pero como nosotros viajamos con nuestro hijo de cinco años, ahí empezó el desafío”.

Camilo cuenta que todo se vino abajo cuando los inquilinos de la casa que compartían en el suburbio de Box Hill, les pidieron que se vayan por “los ruidos” de Natán.

“Estábamos bastante cómodos, en el sentido de estabilidad, pero tuvimos que movernos por los ruidos del niño, o sea, nos pidieron que por favor saliéramos porque [los ruidos] incomodaban el descanso del resto de las personas”.

“Por un lado, lo entendimos, pero por otro lado también nos sentíamos, como un poco discriminados por ser familia con niño… [y] ahí comenzó la travesía de buscar [vivienda] y de vivir de casa en casa. Llevamos un mes saltando de un lugar a otro”, lamenta Camilo.
Amelia agrega que desde que llegaron a Australia la salud emocional de los tres se ha visto afectada por la falta de estabilidad de vivienda.

“Para nosotros es complicado el hecho de no tener un lugar fijo, pero… podemos conversar sobre lo que sentimos entre nosotros como papás, pero él [Natán] no se expresa mediante las palabras… se expresa mediante dolores de estómago, dolores de cabeza o los dolores que pasan a otro extremo, que ya le ha pasado más de una vez. Entonces, yo como mamá, Camilo como papá nos hemos sentido bastante presionados”.

“Ha sido bastante agotador”, concuerda Camilo.

Crisis de vivienda y estrés financiero

Australia está pasando por una crisis de vivienda que impacta a varios sectores de la población en todas partes del país.

Un reciente estudio realizado por la organización benéfica Anglicare Australia indica que el efecto de la crisis de vivienda es mucho más profundo de lo previsto y que la percepción de que los precios de los alquileres residenciales son altos solamente en ciudades como Sídney y Melbourne es completamente errónea.
La directora ejecutiva de Anglicare Australia, Casey Chambers, dice que los resultados de la encuesta demuestran que incluso las personas con trabajo y dispuestas a vivir lejos de las grandes ciudades no pueden encontrar viviendas asequibles.
Las viviendas en todos los estados y territorios en general son inasequibles, pero encontramos que, en Australia Occidental, el Territorio capital de Australia y Territorio del Norte, las propiedades son un poco más baratas.
Directora ejecutiva de Anglicare Australia, Casey Chambers.
La encuesta de Anglicare Australia se enfocó en la asequibilidad de casi 46.000 propiedades para alquilar, publicitadas durante un fin de semana especifico a lo largo y ancho del país.

Según Anglicare Australia los resultados revelan que, en el caso de los trabajadores esenciales, ni aquellos con ingresos promedios podrían pagar los alquileres de las viviendas publicitadas durante el fin de semana de la encuesta, incluso las propiedades que estaban ubicadas en lugares lejos de las grandes urbes.

“Lo que encontramos nos sorprendió, no podíamos creer que en términos de asequibilidad incluso entre los trabajadores como, por ejemplo, los bomberos y docentes, no podrían pagar los precios de la mayoría de las propiedades disponibles durante el fin de semana en el que realizamos la encuesta. Para dicho grupo solo el 3 por ciento de esas 46.000 propiedades eran asequibles”, señala la directora ejecutiva de Anglicare Australia.

Chambers dice que el número fue aún menor entre las personas que trabajan en el sector del cuidado de ancianos, “solo el 1,5 por ciento de las 46.000 propiedades disponibles en el fin de semana de nuestro sondeo eran asequibles para esos trabajadores… [y] la situación es aún más grave para las personas que trabajan en el comercio minorista, en la construcción y en el sector de la educación infantil temprana”.

Atrapados en medio de una crisis de alquiler

Si la realidad para las personas que reciben un salario y que viven permanentemente en Australia es difícil, para los titulares de visas temporales como Camilo, Amelia y Natán la situación es aún más frágil.

“Buscamos a través de diferentes aplicaciones estas casas que se promocionan, pero cuando uno llega a las inspecciones hay 10 o 15 personas para una sola casa. La postulación es un desafío, es una locura,” exclama Camilo.
Amelia agrega que también se han enfrentado con requisitos que son imposibles de cumplir.

“Piden las payslips (nóminas) pero como somos recién llegados no tenemos muchas, y aparte, a veces piden dos años de historial de haber vivido acá, historial de renta, y uno tampoco tiene eso".
Hay muchas cosas que uno podría agregar para tener mejor puntaje al solicitar una casa para alquilar, pero lamentablemente no se tiene porque acabamos de llegar.
Amelia Vergara
Desde un principio el plan de la familia era buscar una propiedad en Melbourne para compartir, porque tenían entendido que además de ser más económica, les permitiría conocer gente nueva y forjar amistades.

Pero cuando fueron echados de la primera propiedad en Box Hill por los ruidos de Natán, comenzaron a sentir la verdadera magnitud de la crisis, al ver que era imposible conseguir un lugar fijo para alquilar que esté dentro su presupuesto y acepte niños.

“Nos tocó abandonar la última casa un domingo a las 5 de la tarde con todos nuestros bolsos, con nuestro hijo cargando su mochila y un par de cosas más”, cuenta Camilo.

“Natán lloraba, nos preguntaba, ¿pero por qué tenemos que irnos? No me quiero ir, me quiero quedar y le dijimos Natito, hay algo mejor que vamos a ir a buscar. No queríamos mostrarle que todo es color de rosa, pero por lo menos que sepa que la vida de alguna forma tiene luz, tiene un sol, que la vida es bella”.
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Camilo, Natán y Amelia
Camilo recuerda que los tres estaban caminando hacia la estación de tren sin rumbo porque no tenían a dónde ir.

“Salimos de esa casa, nos subimos al tren, llegamos al corazón de la ciudad, nos bajamos en una estación y esperamos, reflexionamos, pensamos, mirábamos el cielo. Ya eran las 7 de la tarde, estaba oscuro… y por ese milagro de la vida … recibimos un llamado, y ahí fue cuando un chico nos ofreció una tarjeta que daba descuento en un hotel que quedaba a una hora y media de la ciudad. Ese fue nuestro salvavidas del momento. Así que estuvimos una semana en un en un hotel de 3 estrellas donde teníamos una cama y un baño”.

“Ese fue uno los momentos más críticos, más bajo que hemos caminado, salir de una casa sin rumbo, sin dirección, sin saber dónde dormir, es un golpe duro que no lo esperábamos”, admite Camilo.

Expectativas vs Realidad

Camilo y Amelia dicen que no se imaginaron que encontrar una casa compartida económica y adecuada para un niño sería tan difícil de encontrar.

“Había lugares que podíamos compartir, pero generalmente era una habitación dentro de una casa, entonces nos decían que iba a ser muy pequeña para los tres, porque tenía solamente una cama,” señala Amelia.

“Para nosotros no es un problema dormir con nuestro hijo, pero en la mayoría de los casos nos decían que necesitábamos dos habitaciones, o una casa para nosotros solos, y que no nos podían recibir, porque el lugar era muy pequeño, y el costo iba a subir”.

También se encontraron con ciertos edificios donde no se permiten niños.

"La verdad, no sé cuál es la razón, pero una chica una vez me dijo que en ese lugar en específico no aceptaban niños,” dice Amelia.

Vale aclarar que la familia Sandoval-Vergara llegó a Australia con ahorros, pero dado el alto costo de vida en Melbourne, el dinero que trajeron no fue suficiente, y como Amelia estudia a tiempo completo y Camilo solo tiene permitido trabajar 24 horas por semana, los ingresos apenas alcanzan para cubrir las cuotas de la escuela primaria pública de Natán que les toca pagar por ser titulares de una visa temporal.
“Teníamos ahorros para poder aguantar por lo menos un mes y medio y claro que aguantamos, pero el desafío ha sido encontrar un lugar [para vivir] fijo y estable”, afirma Camilo.

En el momento de esta entrevista, los tres estaban viviendo en un apartamento que consiguieron a través de un contacto de una iglesia hispana en Melbourne. Allí pudieron quedarse hasta el 25 de agosto.
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En la actualidad residen en una habitación de una casa compartida en el suburbio de Pascoe Vale y Camilo afirma que es muy probable que puedan quedarse en esa casa hasta que les llegue el momento de regresar a Chile, gracias a un contacto hispano.

“Gracias a Dios, nuestros corazones han descansado en ese sentido, ahora tenemos un lugar donde descansar nuestras cabezas”, suspira Camilo con alivio.

Escucha la historia completa de Camilo, Amelia y Natán, presionando el ícono de reproducción que se encuentra al principio de la página.


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