Demasiado viejos o demasiado jóvenes: el desafío de Australia para mantener su fuerza laboral

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Source: Vetta

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El economista Sydney Demaría conversa con SBS Spanish sobre el informe intergeneracional 2021 que prevé un descenso en la población joven laboralmente activa y plantea la necesidad de reafianzar los programas de inmigración.


Australia tiene la tasa de crecimiento de población más baja que haya visto en más de un siglo. La población del país, que actualmente es de unos 25,7 millones, creció solo un 0,1 por ciento en el último año, la tasa más baja en cien años, debido a las restricciones a la migración como resultado de la pandemia.

La tasa de crecimiento promedio anual durante los últimos 40 años ha sido del 1,4%.

El gobierno federal ha publicado el último Informe Intergeneracional (IGR) sobre cómo podría verse Australia en los próximos 40 años. El reporte se publica cada 5 años y se considera un documento crucial para orientar las decisiones de gasto público a largo plazo.

Como era de esperar, se proyecta que vivamos más y el gobierno tendrá que gastar más dinero, especialmente en servicios para una población que envejece rápidamente.

El economista Sydney Demaría dijo a SBS Spanish que el reporte deja en claro que la población en Australia dejó de crecer durante la pandemia, lo que era esperable, “ya que la única avenida fuerte de crecimiento poblacional que el país tiene es a través de la migración neta, porque el crecimiento vegetativo es casi cero, como es en casi todas las economías desarrolladas”.

Según Demaría, cuando las tasas de natalidad son muy bajas, se plantea “el dilema de cómo crecer hacia adelante si, como se espera, el país sería más pequeño y más envejecido y, básicamente, la única avenida sostenible para crecer hacia adelante es con más migración neta, como ha sido hasta ahora”, dice.
El economista explica que el problema de una economía más pequeña y más vieja (gente muy vieja o muy joven para trabajar), es puntual: “Por un lado, es más difícil crecer porque hay menos gente para trabajar y por el otro lado es más difícil enmendar el plano fiscal, o sea, volver las cuentas al negro y este reporte plantea por ambos lados soluciones bastante complicadas”.

Según el economista, habría dos propuestas posibles. Primero, volver al sistema tradicional de inmigración, que Australia ha tenido por varios años, probablemente aumentando un poco los umbrales de la aceptación migratoria.

“Sin duda el sistema de migración calificada ha sido exitoso, ha permitido no solamente al país crecer, sino además crecer a una tasa mayor a la de otros países desarrollados, entonces, volver al sistema o mantenerlo funcionando apenas los efectos de la pandemia lo permitan, sería una solución”.
Smiling Young hispanic female kitchen worker looking at the camera Young hispanic female kitchen worker
Young Hispanic female kitchen worker Source: Getty Images
El segundo punto, dice Demaría a SBS Spanish, que podría ser mucho más complicado, pero igualmente importante, es “iniciar una serie de reformas de largo plazo. Un poco más de base amplia, que permita que el crecimiento sea sostenible, porque la migración trae el crecimiento económico en sí; la gente consume y así es como el país naturalmente crece, pero para que sea sostenible con una población que envejece y con gasto social que va a ir al alza, se necesitan algunas reformas impositivas y algunas reformas fiscales”, dice el economista.

En cuanto a la situación de la población mayor, dado que ahora la población vive más tiempo, lo que implica más dinero para gastar en servicios de atención médica y para personas mayores, eso tendrá un gran impacto en las finanzas del gobierno, porque habrá menos personas que paguen impuestos sobre la renta (como proporción de la población) y más personas que dependan de la atención a las personas mayores y el gasto en salud.
Old and young workers
Federal Treasurer Josh Frydenberg says he's concerned Australia's ageing population is an "economic time bomb". Source: AAP
Demaría dijo a SBS Spanish que de aquí a 20 o 30 años, “vamos a tener que elegir si continuar con esta proporción de servicios públicos, en cuyo caso los impuestos tienen que aumentar, sean impuestos personales o impuestos al capital, o si, por el contrario, algunos de estos servicios que hoy presta el estado pasen a ser servicios que los usuarios tienen que procurarse por sí mismos.”

Las mejoras en la mortalidad se han ralentizado desde el Informe intergeneracional de 2015, lo que ha dado como resultado una esperanza de vida más baja que la prevista en el último IGR.

Dicho esto, se espera que la esperanza de vida al nacer continúe aumentando de 80,9 años para los hombres y 85,0 años para las mujeres en 2018, a 86,8 años para los hombres y 89,3 años para las mujeres en 2061.

Para escuchar la entrevista completa con el economista Sydney Demaría, pulsa arriba en la imagen principal.


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