Sinopsis:
Con el ascenso en enero próximo del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, el 86 por ciento de la población de América Latina y el Caribe quedará regido por 13 gobiernos socialistas, comunistas y de izquierda.
Es decir, 568 millones de 661 millones de habitantes latinoamericanos tendrán gobiernos de izquierda y representará el mayor desafío político a la influencia hegemónica de Estados Unidos en el hemisferio occidental en el siglo 21.
De limpiabotas y líder sindical, a tres veces presidente de Brasil. Luiz Inácio Lula da Silva logró más del 50 por ciento de los votos totales en la segunda vuelta de los comicios de ese país, derrotando al presidente derechista Jair Bolsonaro e impidiendo así su reelección.
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El triunfo de Lula da Silva también significa que por primera vez México, Argentina y Brasil, que representan a los tres gigantes de la zona latinoamericana, tendrán la coincidencia de estar gobernados por la izquierda con los respectivos presidentes Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Lula da Silva.
Pero, el politólogo Eric Hershberg de la American University, dijo a la televisión alemana que el eje político en Latinoamérica ya no es tanto izquierda-derecha sino fidelidad democrática vs. tendencia hacia el autoritarismo.
Con la victoria de Lula, en un rincón de centro y centroderecha de Latinoamérica quedan los mandatarios Rodrigo Chaves, de Costa Rica; Luis Lacalle, de Uruguay; Guillermo Lasso, de Ecuador; Laurentino Cortizo, de Panamá; Luis Abinader, de República Dominicana; y Mario Abdó, de Paraguay.
Mientras en Argentina, el diputado de ultraderecha Javier Milei adelantó en la televisión local que el ascenso de Lula a la presidencia de Brasil significará un fortalecimiento del Mercosur y atribuye el triunfo de la izquierda al replanteamiento del Foro de Sao Paulo.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, fue uno de los primeros en felicitar a Lula da Silva, dando un vuelco a la relación entre ambos países, maltrecha bajo la administración del ultraderechista Jair Bolsonaro.
En tanto, Europa y otros países del mundo reaccionaron con optimismo por la victoria de Lula da Silva, porque consideran que será la vuelta de Brasil a la colaboración para resolver "desafíos comunes" de ámbito internacional y, sobre todo, en la lucha contra el cambio climático.
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