Carpinchos asedian exclusivo barrio de Argentina, pero ¿quién invadió a quién?

A capybara

Capybara are found in groups as large as 100 individuals. Source: SBS

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La invasión de estos roedores autóctonos a una exclusiva urbanización argentina ha despertado polémica por la inexistente normativa sobre la construcción sobre humedales, hábitat de estos y otros animales, y por los privilegios de las poblaciones más adineradas en un país sumido en constantes crisis económicas.


Los carpinchos, capibaras o chigüires (Hydrochoerus hydrochaeris) son considerados los roedores más grandes del mundo y habitan, normalmente, las zonas boscosas y sabanas tropicales del centro y sur de Sudamérica. Sin embargo, estos animales ahora también conviven con los residentes de un exclusivo barrio cercano a Buenos Aires.

El barrio de Nordelta es conocido por ser uno de los barrios privados más exclusivos de Argentina. Este lujoso sector está en el centro de la noticia actualmente por la gran cantidad de carpinchos que pululan libremente por sus mansiones, calles y jardines.

La proliferación de estos enormes roedores autóctonos comienza a ser problemática para la urbanización de lujo, de crecimiento tan expansivo como el de los carpinchos. Los vecinos del Nordelta se quejan de que estos animales se han masificado y se alimentan de sus jardines y atacan a sus mascotas.

Pero la pregunta que surge entonces, y que ha creado una interesante discusión en Argentina, es ¿quién invadió primero a quién?, pues estos animales han vivido durante mucho tiempo en el humedal que fue destruido para construir las exclusivas residencias de los vecinos que ahora se quejan de la invasión de roedores.


Puntos destacados:

  • Los carpinchos o capibaras han invadido una exclusiva zona de residencias de lujo en el barrio de Nordelta, en Argentina.
  • La construcción de estas residencias privadas sobre humedales provocó la destrucción de innumerables especies de flora y fauna, además del traslado de las poblaciones de carpinchos a zonas habitadas por humanos.
  • Los carpinchos son los roedores más grandes del mundo y habitan las zonas boscosas y sabanas tropicales del centro y sur de Sudamérica.

El complejo de residencias exclusivas de Nordelta, en donde viven aproximadamente 40.000 personas, fue construido hace 20 años y atrajo a muchos inversores pues, tal como su propio lema lo dice, ofrece "la tranquilidad de la naturaleza y la comodidad de la ciudad". La proliferación de nuevas construcciones acabaron por despojar al carpincho, y otros animales, de su hábitat natural, lo que los empujó a buscar comida y refugio en las mismas villas privadas.

Perla Paggi, una vecina del Nordelta, aboga por la preservación de los carpinchos frente a quienes consideran que no deben estar en ese lugar

“Los carpinchos estuvieron siempre aquí. Veíamos uno que otro de vez en cuando, pero hace tres o cuatro meses que (los constructores) fueron por los últimos reductos que les quedan y ocurrió la estampida”, dice Paggi a AFP.

Leonel Mingo, coordinador de la campaña de humedales de Greenpeace Argentina, explica a los micrófonos de SBS Radio que la génesis de este problema fue la destrucción del humedal de Paraná, hábitat de los carpinchos y también de sus depredadores naturales.

“El delta del Paraná es el sistema de humedales más importante de Argentina y pasa a través de 4 provincias. Son las provincias más pobladas y más importantes económicamente, además de las más prósperas”.

“A lo largo de más de dos décadas, sistemáticamente, se fueron construyendo estos emprendimientos privados sobre humedales, destruyendo de esta manera, no solamente el hábitat de los carpinchos, sino también de otras especies de flora y fauna”, dice el experto de Greenpeace.
Mingo considera que la destrucción de humedales en Argentina se produce gracias a la falta de normativa específica para protegerlos de la depredación inmobiliaria e industrial.

“¿Por qué pasa esto? Porque a pesar de que el 21% del territorio argentino son humedales, no hay ninguna normativa que los regule. Esto permite que cualquier emprendimiento inmobiliario que desee hacer cualquier tipo de actividad sobre ello, destruyéndolos por completo muchas veces, puede hacerlo libremente”, dice Mingo.

La Asociación Vecinal Nordelta ha denunciado que la actividad de estos animales creció un 17 por ciento solo en el último año. Este crecimiento explosivo ha generado preocupación entre los vecinos al verse invadidos por estos roedores.

Según Mingo, el alto número de carpinchos pululando en la zona en la actualidad, que se estima en alrededor de 400, se debe a que es época de reproducción pero, principalmente, por la falta de depredadores naturales.

“Esta aparición se debe a que se acerca la primavera y los carpinchos se reproducen. Es cíclico, pero no es exclusivo de esta zona”.

Los capibaras pueden parir entre una y dos veces por año, y tienen entre 2 y 8 crías en cada gestación.

“Cuando se destruyen los humedales, no solamente se ve afectada la casa del carpincho, sino también de los depredadores que viven alimentándose del carpincho. Al no tener depredadores, la población del carpincho tuvo un crecimiento exponencial”, dice Mingo.

Los principales depredadores de los carpinchos o capibaras son los jaguares, pumas, zorros, anacondas y caimanes. La destrucción de los humedales y otras zonas naturales han afectado el número de estas especies depredadoras.
Capibara salta sobre un río.
A capybara jumps into the Jaguari dam. Source: AP
El experto del Greenpeace considera también que existe responsabilidad de las autoridades al no realizar los relevamientos de las especies por las innumerables dificultades vividas en este período de pandemia.

“Por la pandemia no se pudo hacer relevamiento de la fauna del humedal del Paraná”.

Para Mingo, sin embargo, más allá de las variantes inherentes a la naturaleza del carpincho, el principal foco del problema sigue estando en los emprendimientos privados que destruyen el medio ambiente de numerosas especies de flora y fauna.

“Lo que está muy mal es el crecimiento sostenido de estos emprendimientos privados sobre el humedal.”

“Está muy mal lo que están planteado. Porque no hay que crear un hábitat para el carpincho, el hábitat ya está constituido. El ecosistema se está destruyendo para que puedan habitar ahí personas más ricas”, dice Mingo.

El experto de Greenpeace dice que la destrucción de humedales no solo afecta a los animales, sino también a los seres humanos.

“Cuando uno destruye los humedales está destruyendo una de las fuentes principales de la potabilización del agua. A su vez, sirven para mitigar los efectos de las sequías e inundaciones. Los humedales son de los principales ecosistemas que capturan dióxido de carbono”.

“Este tipo de emprendimientos privados no están solo destruyendo la casita del carpincho, sino que están destruyendo la vida humana y toda la diversidad que hay alrededor”, dice el coordinador de la campaña de humedales para Greenpeace, Argentina.
Más allá del problema real que representa la pérdida de los humedales y las especies que lo habitan, la proliferación de carpinchos y la incomodidad de los vecinos del Nordelta con estos, la situación se ha convertido en tema de conversación nacional y en atractivo turístico.

Los capibaras son habitualmente fotografiados por los curiosos que pasan cerca de las lujosas casas de Nordelta y también son carne de meme para quienes ven en esta reconquista del territorio de parte de estos roedores como una suerte de “lucha de clases” en donde los capibaras o carpinchos representan a las poblaciones vulnerables que se toman la ley por sus manos y recuperan sus territorios frente a los ricos especuladores.

Las redes sociales se han llenado de imágenes con estos animales reivindicando sus derechos y mostrándolos en su reconquista territorial contra las poblaciones adineradas argentinas, quienes son representados como usurpadores y destructores del medio ambiente.
Protesta por el futuro de los carpinchos en Argentina.
Environmentalists gather at the gates of the gated community of Nordelta, concerned about the fate of the capybaras that have taken residence there. Source: AP
Respecto a la pregunta sobre quién invadió primero a quién, el coordinador de humedales de Greenpeace Argentina no tiene dudas.

“Claramente (los humanos) invadieron el hábitat del carpincho”.

Como solución a esta problemática, Mingo cree que se debe prohibir la construcción de nuevos complejos residenciales o industriales en zonas medioambientales delicadas o importantes para el equilibrio ecológico.

“Sacar el emprendimiento del Nordelta no soluciona el problema, hay que tratar de impedir de que se creen nuevos emprendimientos en humedales”, dice el experto de Greenpeace.

Escucha la entrevista completa con Leonel Mingo, coordinador de la campaña de humedales para Greenpeace Argentina, presionando el ícono en la imagen principal.

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