¿Será o no obligatoria la vacuna contra la COVID-19 en Australia?

El primer ministro australiano, Scott Morrison, anunció el miércoles que hará obligatoria la vacuna contra el coronavirus, salvo excepción médica, aunque después corrigió por la tarde sus declaraciones iniciales para aclarar que se alentará a los habitantes del país a inmunizarse.

Prime Minister Scott Morrison

Prime Minister Scott Morrison visits AstraZeneca in Sydney. Source: AAP

El primer ministro australiano, Scott Morrison, anunció el martes un acuerdo de intención con la farmacéutica sueco-británica AstraZeneca para que la vacuna que desarrolla la Universidad de Oxford sea producida en el país y se distribuya gratuitamente a los pobladores. 

La polémica surgió después de que dijo que vacunarse "sería obligatorio”, excepto para las personas que tengan alguna condición médica que se lo impida.


Puntos destacados:

El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo que la vacuna contra la COVID-19 será obligatoria pero después matizó sus comentarios al indicar que se alentará a que los pobladores se vacunen.

El gobierno considera que el 95 por ciento de la población debe inmunizarse para que funcione la vacuna.

El gobierno australiano no puede obligar a sus pobladores a vacunarse, pero puede hacer uso de mecanismos legales como el vincular la inmunización al pago de las ayudas de Centrelink. 


 

Morrison recordó que cuando era ministro de Servicios Sociales implementó en 2015 la política de “No Jab, no pay”, que vinculaba la inmunización de los niños a los pagos de la seguridad social. 

Además en Australia, para entrar a la escuela se pide un certificado de vacunación contra ciertas enfermedades como la polio o el tétanos. Pero hay un gran debate en torno a estos tratamientos ya que algunos piensan que atentan contra su libertad personal, y muchos grupos antivacunas alimentan las teorías del complot y sobre los supuestos riesgos.

 Adelantándose a posibles movimientos antivacuna, Morrison afirmó el miércoles que había demasiadas cosas en juego para dejar que la enfermedad siguiera propagándose. 

"Estamos hablando de una pandemia que ha destruido la economía mundial y causado cientos de miles de muertes en todo el mundo", dijo Morrison, al remarcar que las autoridades sanitarias de su país se asegurarán de que la vacuna sea segura y eficaz.

¿Demasiado alarmista?

Por su lado, el subdirector Médico de Australia, Dr. Nick Coatsworth, amenazó con que cualquier negativa a tomar la vacuna podría tener un costo. 

"Mirando cosas específicas como no poder ir a restaurantes, no poder viajar internacionalmente, no poder coger el transporte público... estas son claramente decisiones políticas que serán discutidas", reveló el funcionario de salud. 

Los comentarios de las autoridades causaron escozor en ciertos sectores en Australia, un país en donde tiene presencia el movimiento antivacunas. 

Australia tiene poco más de 24,000 casos de COVID-19, muy por debajo de los países del sudeste asiático o sus aliados como el Reino Unido y los Estados Unidos, donde el virus ha cobrado la vida de miles de personas. El número de muertos el miércoles era de 450 en la nación oceánica que lucha contra el fuerte rebrote de Melbourne, que ya comienza a amainar. 

"Tenemos que aportar la respuesta más amplia posible para que Australia recupere la normalidad", declaró Morrison. 

Tras las declaraciones de la mañana, Morrison dio marcha atrás cuando dijo a la emisora de radio 2GB de Sídney que los australianos serán libres de elegir si se vacunan o no. 

"No será obligatorio vacunarse", rectificó. 

El gobierno carece de mecanismos para hacer que la vacuna contra la COVID-19sea obligatoria para cualquiera, reconoció Morrison: "Quiero decir, no podemos retener a alguien y hacer que la tome".

¿No jab, no JobSeeker?

Pero el gobierno podría considerar prohibir la entrada al país a los australianos que no se han vacunado contra la COVID-19 o negarle las ayudas sociales, según sugirió el ministro federal de Salud, Greg Hunt, al programa "A Current Affair". 

Cuando se le preguntó si el gobierno consideraría negar la entrada a los australianos no vacunados que regresan del extranjero, Hunt dijo que "no lo descartaría". 

"Si el consejo médico es que se requiere, ciertamente podría imaginar que ese sea el caso", dijo. El ministro australiano, con lo que da paso a la potencial medida legal del gobierno de vincular la inmunización al pago de la seguridad social. 

La vacuna de Oxford es una de las cinco que se encuentran actualmente en la fase 3 de los ensayos. Los científicos estiman que pueden tener resultados de aquí a finales de año. 

Australia tiene todavía que firmar un acuerdo final con AstraZeneca sobre el precio de la vacuna. Y por el momento, no se ha designado ningún fabricante local. 

"Si esta vacuna es eficaz, la fabricaremos y suministraremos gratuitamente a los 25 millones de australianos", dijo Morrison.

Canto de victoria prematuro

El Partido Laborista criticó el acuerdo con AstraZeneca como un paso demasiado pequeño y falto de detalles. 

"Estos comentarios de Scott Morrison son una prueba más de que el Gobierno está inventando cosas sobre la marcha cuando se trata de la vacuna", dijo el portavoz de salud Chris Bowen. 

"Por supuesto que necesitamos una estrategia para maximizar la aceptación de la vacuna entre los australianos - pero no parece que el Gobierno haya pensado en cómo va a desplegar la vacuna, y mucho menos en cómo va a asegurar el suministro de la vacuna a Australia", recalcó Bowen.

Riesgos de las vacunas

Hasta la fecha, no se ha probado la eficacia en ensayos clínicos de ninguna vacuna contra el coronavirus, que ha provocado en el mundo más de 775.000 muertos y casi 22 millones de contagios, según un conteo de la AFP a partir de cifras oficiales. 

Todos los signos son prometedores hasta ahora respecto al trabajo de la Universidad de Oxford pero existe el riesgo de que en esta etapa su vacuna no proteja completamente contra la COVID-19 en los humanos. De hecho, la mayoría de las nuevas vacunas candidatas no funcionan durante las fases de desarrollo y prueba.

 Así lo señalaron las epidemiólogas Katie Louise Flanagan, de la Universidad de Tasmania; y Magdalena Plebanski, de la Universidad RMIT, en un artículo publicado en la revista de análisis The Conversation. 

Ambas también consideraron que “es estupendo que el gobierno australiano siga adelante con esto, pero también debemos recordar a los países más pobres del mundo, y evitar la tentación de caer en el "nacionalismo de la vacuna": los países ricos monopolizan las reservas de vacunas a expensas de otros.”.

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Published 20 August 2020 10:17am
Updated 20 August 2020 10:20am

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