Las protestas antivacunas en Australia, inspiradas en los camioneros canadienses, son infiltradas por radicales

Las protestas contra la obligatoriedad de las vacunas en Camberra, la capital de Australia, que están inspiradas en las manifestaciones encabezadas por los camioneros en Canadá, pueden intensificarse y atraer a más activistas de la extrema derecha como Simeon Boikov, quien dice ser un “agente ruso”.

Convoy to Canberra protesters wave flags and banners during a protest outside Parliament House in Canberra.

Convoy to Canberra protesters wave flags and banners during a protest outside Parliament House in Canberra. Source: AAP

Las autoridades australianas están atentas a una potencial escalada de las marchas contra contra la obligatoriedad de las vacunas y el uso de mascarillas, después de que miles de personas marcharan desde hace varios días en Camberra como parte de un convoy que se inspira en las protestas lideradas por los camioneros de Canadá.

La protesta "Convoy a Canberra", comenzó el lunes con la llegada de vehículos a la capital australiana desde el interior de Australia para reclamar el fin de los mandatos de vacunación para determinados lugares de trabajo o profesiones en el país oceánico.

Algunos manifestantes como Maxine Milton, de 75 años y quien se desplazó desde la localidad de Mittagong a Camberra, asegura que se ha vacunado contra otras enfermedades, pero se niega a que el gobierno lo "acorrale".

"Deberíamos tener la posibilidad de elegir", según dijo al diario Sydney Morning Herald.

Sin embargo, otros activistas de este convoy, que atrae a personas de distintas ideologías, han sido identificados como miembros de la extrema derecha.

Entre los manifestantes que se congregaron el martes pasado en el Parlamento de Australia, en la primera semana de la legislatura del año, se encuentra el autodeclarado “agente ruso” Simeon Boikov, a quien el líder del Partido Australiano Unido en la Cámara de Representantes, Craig Kelly, le permitió el martes de esta semana entrar dentro de las instalaciones del Legislativo como parte de una reducida delegación, según informó The Canberra Times. 

Kelly explicó que dejó entrar a la delegación porque consideraba que esas personas "merecían la oportunidad de hacer llegar sus demandas directamente al primer ministro y al líder de la oposición."

"Estuve más que feliz de facilitarlo", dijo Kelly. 

Boikov, llamado el “cosaco australiano”, lidera la Sociedad Zabaik Cossak de Australia, un grupo de extrema derecha que apoyó la invasión rusa a Crimea en 2014. Boikov ha declarado al programa Four Corners de la ABC en el pasado que el líder opositor ruso Alexei Kabalny debió ser “liquidado”.



Puntos destacados:

  • Las manifestaciones del Convoy de la Libertad en Australia, país en donde un 95 por ciento de la población objetivo ha sido inmunizada con dos dosis de la vacuna contra la COVID-19, protesta contra la obligatoriedad de la vacuna y la pérdida de las "libertades personales".
  • La Policía del Territorio de la Capital Australiana calculó esta semana que el convoy que protesta en Camberra está integrado por unos tres mil manifestantes.
  • El Convoy de la Libertad canadiense, no es numeroso, pero ha causado importantes bloqueos vehiculares, y ha inspirado protestas similares en todo el mundo, incluyendo Europa, Australia y Nueva Zelanda, vecino país que también fue escenario de multitudinarias protestas.
  • Australia fue escenario de protestas violentas de movimientos antivacunas, también infiltradas por la extrema derecha, el año pasado.

Preocupación por la infiltración de la extrema derecha

La portavoz laborista de asuntos del Interior, Kristina Keneally, manifestó que había "individuos que preocupan a nuestras agencias de seguridad nacional" entre los manifestantes y consideró que algunos de ellos “quieren realmente socavar y anular la democracia".

Keneally recordó también que la Policía australiana detuvo la semana pasada a un hombre de 44 años, que formaba parte de este llamado Convoy de la Libertad, tras hallar un rifle modificado que estaba cargado en su vehículo.

El Partido Laborista le ha pedido al primer ministro, Scott Morrison, quien apoyó a Kelly hace unos cuatro años en una preselección en el Partido Liberal, que “tome en serio las advertencias de las agencias de seguridad sobre la creciente interferencia de la extrema derecha y extranjera en la seguridad nacional de Australia”, agregó la legisladora.

Las últimas advertencias las dio anoche Mike Burgess, jefe de la agencia de espionaje interno de Australia (ASIO, siglas en inglés), durante una presentación sobre el balance anual ante altos mandos militares, políticos y de seguridad en Camberra en el que entre otros asuntos, remarcó el peligro de la radicalización en línea y la exposición a “mensajes extremistas, desinformación y teorias de la conspiración”.
Debo subrayar que la gran mayoría de las personas que deciden no vacunarse no se involucrarán en la violencia contra la obligatoriedad de la vacuna. La gran mayoría de los manifestantes no son extremistas violentos, y la gran mayoría de las protestas no son violentas. La ASIO se centra en un pequeño número de australianos enfadados y alienados. (Burgess)
"En los últimos días, algunos manifestantes en Camberra han grabado vídeos instando a la violencia contra funcionarios electos, incluyendo la ejecuvión del primer ministro australiano, Scott Morrison, según la cadena australiana ABC.

“Algunos australianos creen que el enfoque del Gobierno a la vacunación y los confinamientos violan sus libertades y en algunos casos este malestar se traduce en violencia”, según dijo Burgess.

Desde activistas genuinos hasta cínicos

El profesor asociado del Centro de Estudios de los Estados Unidos, David Smith, dijo que las protestas en Camberra eran una combinación de personas que se oponían genuinamente a los mandatos y temían a la vacuna, y de actores "cínicos" que se aprovechaban de ellas, según The Canberra Times.

Smith agregó que Kelly, quien ocupa una "posición marginal" en la política australiana, y Boikov mantenían una relación simbiótica en su búsqueda de por la atención del público, al acotar que él calificaría al activista ruso “muy alto en la categoría de cínico".

Por su lado, Kaz Ross, un investigador independiente sobre el extremismo de extrema derecha y las teorías conspirativas que ha seguido de cerca el autodenominado "Convoy a Canberra" explicó que estas marchas atraen a seguidores de ideologías dispares, dijo; pero la que ha dominado es el movimiento "ciudadano soberano" de Australia, según publicó esta semana The Washington Post.
El académico explicó que las protestas de Camberra, que inicialmentte comenzaron con la protesta de unos pocos camioneros australianos, se han inspirado en las manifestaciones de Canadá y que posteriormente los movimientos antivacunas y de ciudadanos soberanos de Australia se fueron uniendo al movimiento.

"Se están preparando para una ocupación, mientras que lo de Ottawa es un bloqueo", dijo Ross al rotativo estadounidense al comparar la protesta de Canberra con el movimiento Occupy Wall Street que tomó algunos parques estadounidenses en 2011.

La pandemia agrava las grietas sociales

El año pasado, el especialista en Estudios sobre Terrorismo y Seguridad, Leonel Chévez, dijo a SBS Spanish que la pandemia ha agravado la grieta social existente, la cual puede ser utilizada por grupos radicales para germinar el descontento en sectores menos privilegiados o marginalizados de la sociedad, conocidos como "fringe groups", en inglés.

De acuerdo con Chévez, egresado de la Universidad Charles Sturt, la crisis de salud, económica y social ocasionada por la COVID-19 es terreno fértil para la radicalización de personas que buscan respuestas a su desamparo.
“Estos movimientos de radicalización son oportunistas. Estos grupos de extremismo son maestros en crear realidades 'blanco y negro', en las cuales no se tiene que pensar. Y así terminan reclutando a mucha gente que está angustiada, buscando respuestas a cosas que son muy complejas”, explica el también asesor y consultor internacional en temas de Seguridad.

En este contexto, el también experto en neurociencia señala que estos grupos radicales usan las acciones autoritarias del Gobierno -como es el caso de las restricciones para evitar la propagación del virus- como una prueba fehaciente ante sus seguidores de que el Estado es el enemigo.

El peligro, de acuerdo con Chévez, es que se puede llegar a tal nivel de convencimiento que el paso siguiente es "morir por la causa".

En el caso de la COVID-19, la gente atrapada en estos discursos radicales comienza a restarle importancia a la posibilidad de contraer el virus o de contagiar a algún miembro de su círculo cercano. Para ellos es más importante defender sus libertades.

“Estos líderes carismáticos convencen a sus seguidores de que si ellos toman las acciones en sus manos sus problemas van a resolverse, cuando en realidad no es así”.

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Published 10 February 2022 10:51am
Updated 10 February 2022 11:13am

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