Una comunidad indígena de Australia Occidental está de luto, tras el aparente suicidio de una niña de 10 años de edad.
El incidente ha generado un levantamiento de voces que claman por una urgente acción para reducir las tasas de suicidio indígenas, en lo que se ha descrito como una crisis devastadora y que tiende a empeorar.
También se abren interrogantes sobre la eficacia del papel del gobierno en estas comunidades.
Las autoridades de Salud Mental y Protección al Menor de Australia Occidental están tratando de saber qué sucedió con la niña, quien aparentemente estaba al cuidado de familiares al momento de su muerte.
Se cree que la niña en su corta vida estuvo expuesta a un alto nivel de trauma y daño acumulado.
El suicidio es la segunda causa de muerte de niños aborígenes e isleños del Estrecho de Torres menores de 14 años, ante lo cual el gobierno federal va a evaluar un proyecto en Australia Occidental, de 1 millón de dólares, con el fin de atajar la problemática.
Yvonne Luxfore, quien trabaja con el proyecto, dice que se requiere mayor consulta con la comunidad para saber dónde hacer la diferencia y conocer cuáles son sus necesidades.
Líderes indígenas como Pat Dodson dicen que a pesar de las buenas intenciones de un rango de personas, Policía, líderes comunitarios, líderes aborígenes, las actuales políticas para reducir la desventaja de la comunidad indígena no están funcionando.
El historiador y experto en temas aborígenes, Gustavo Martin, dijo a Radio SBS que a pesar del discurso político, en la práctica no se ha creado la infraestructura para evitar acabar con la brecha que hay con los aborígenes.
Los aborígenes siguen siendo una población discriminada, que copa los índices en las cárceles, el suicidio…Necesitamos una actitud más humana…darles las oportunidades de que el empleo crezca, que la educación sea una constante (…) agregó Martin.
